29 de enero de 2010

N... S...

Masacre tras masacre, muro de cuerpos contra muro de cuerpos, lanzas térmicas frente a bocas ansiosas. Arengados en su fuero interno y gracias a las constantes oleadas de refuerzos avanzaban por territorio enemigo. Esterilizando zonas oscuras, hostiles y deformes. Había sido de los primeros en llegar, a estas alturas el único superviviente de su promoción. Solo albergaba lucha, sin pasado ni recuerdos. Las dudas sobre el sentido de su cruzada, de su vida y de su destino, se abrían paso entre las grietas de una mente cansada.

Terminadas las grandes batallas restaban los pequeños focos dispersos. La tarea, lenta e ingrata, reforzó sus particulares ideas. Una vacilación al atacar, una sombra de piedad rematando a un caído. Los pequeños síntomas provocaron la desconfianza de sus compañeros. Hasta que decidió ir en busca de la verdad.

En los eternos túneles de paredes rugosas vio seres nuevos para él. Extrañamente supo, aunque la guerra no era su propósito, que también algunos eran crutidos. La voz crecía en su interior, ordenándole volver y cimentando su convicción de continuar navegando a través de la corriente, así como su miedo.

Siguió sin descanso. Ya no se cruzaba con ninguna criatura, los caminos menguaban y la voz le gritaba. La soledad hizo mella, siempre espero morir rodeado de miles de semejantes. Desesperado llego a una gran pared sin salida, hundió su lanza y todo alrededor comenzó a bullir hasta formar una gran quemadura negra. No vio mas, algo se le rompió dentro y un torrente de dolor se abrió paso por un instante, luego oscuridad.



Estimado señor Peña:

En primer lugar permítame felicitarle por su reciente centenario, esperamos que siga disfrutando muchos años de tan magnifica salud.

Asimismo mostrar nuestras mas sinceras disculpas por el desafortunado incidente relacionado con su nervio óptico, gratamente resuelto sin complicaciones. Nuestros nanocitos poseen un nivel básico de psicología, imprescindible para su funcionamiento e interrelación de grupo. El desajuste de una unidad y el fallo del desactivador interno durante tanto tiempo es un fenómeno corregido que no se volverá a producir.

Sin mas despedirme de usted, deseándole el disfrute de los seis meses de servicio gratuito según lo acordado.

Dadila Gimer torrente, jefa del servicio de comunicación de Nano Ser S.A., a 17 de abril de 2079.

22 de enero de 2010

Herederos.

A veces, solo a veces, la brevedad tambien es una virtud en literatura. Sigo pues con los microrrelatos.


Herederos.

A pesar de sus reticencias obedeció las premisas y bombeo otra linea de estimulantes. El maltrecho corazón reanudo su cansada tarea. La calma duró poco. Dudo, una chispa surgida de algún oscuro rincón luchó, golpeó y prevaleció sobre una mente repleta de imagenes, datos y etiquetas. No hizo nada por alargar la agonía, solo observo. Aquel cuerpo roto, anciano y deforme moría entre breves temblores. La raza humana se sumia en la noche, extinta con su ultimo vástago.

Debía informar, aun confuso transmitió la noticia. Millones de sintéticos por todo el planeta, incluso mas allá, miraron a su alrededor con ojos nuevos. Desde el gran planificador hasta el humilde minero, todos lo sabían, estaban solos. Sus creadores no volverían. Dieron gracias por la herencia recibida y volvieron a sus tareas. Tenían todo un mundo ante ellos.

19 de enero de 2010

Dinastías

Un microrrelato no necesita argumento, ni trama. Puede basarse en una sensacion o una idea, por muy delirantes que puedan parecer. Para muestra unas cuantas palabras.


DINASTÍAS

La vida es una caja de sorpresas, Jerjes debería haberlo sabido. Pero en la educación de un príncipe persa, destinado a convertirse en divinidad viviente, no se incluye la idea de que los demás puedan estropearte tus planes; ni siquiera el concepto de azar. Por eso, tras disiparse aquella extraña niebla, su primer mandato fue la crucifixión de su jefe de espías. Esperaba a un pequeño grupo de griegos defendiendo un estrecho paso, los barrerían en pocas horas y colocarían sus cabezas en las lanzas de las avanzadas, ejemplo y escarmiento para toda la Helade. En su lugar una gran muralla, tan alta como las de Babilonia, les cerraba el paso.

Los defensores del abismo observaban atónitos, aquel ejercito se parecía muy poco al esperado. Unos miles de Uruk-hai, no la infinita masa humana, diversa y, también, asombrada que tenían frente a ellos. Cientos de estandartes diferentes, viejos uniformes, harapos; una infinidad de rostros cansados y polvorientos, dispuestos a engullirlos por puro numero. Gimli y Legolas discutían, Aragorn se preguntaba sobre la ultima treta del mago traidor, Théoden seguía pensando en la derrota y el olvido, los elfos se lamentaban por la falta de sangre orca para derramar. Mientras un emisario gordo, sudoroso, amanerado y cubierto con ropas de colores vivos se adelantó en un orgulloso caballo. Probo el dorico, el atico y el arcadio, mientras desde arriba se obstinaban en contestarle en oestron, sindarin e incluso en khuzdul. Volvió a sus filas temiendo por su cabeza y maldiciendo en arameo.

El señor de naciones, no había llegado hasta allí para retroceder, en cuanto tuvo escaleras suficientes atacó. Piedras, aceite hirviendo, flechas, hondas, jabalinas. Bajo este infierno oleadas de peones morían en el intento, los pocos que llegaban a escalar la muralla caían sin remedio. El rey persa seguía el asalto a través de su tubo de lentes, paseaba nervioso, consultaba a sus consejeros y generales sin escucharlos. Furioso y perplejo, tras dos horas de lucha, hubo de escupir la orden de retirada. Adelantó las catapultas para un bombardeo masivo, perdió el resto del día y agotó los proyectiles, ni una mella decente en las piedras de la fortaleza. Durante la noche ambos bandos padecieron extraños sueños; fabulosos guerreros de capa roja y grandes escudos contenían a hordas de monstruos.

Con las primeras luces los Inmortales ya trataban de ganar los muros. Jerjes escudriñaba las almenas cuando los vio, bellos y letales, orejas puntiagudas y fina piel se adivinaban en la distancia. Excitado llamó a su castrador personal, necesitaba a esos arqueros, quedarían perfectos como eunucos de su harén.

14 de enero de 2010

Crying freeman: Los paraisos perdidos.

Corría el año 1995 y Christophe Gans que después dirigiría El pacto de los lobos y Silent hill realizo su opera prima, y en mi opinon su mejor pelicula hasta el momento. Una coproducción franco-canadiense-japonesa-americana. Adaptación de un manga que no conozco.




Mark Dacascos, Julie Condra, Rae Dan Chong y Byron Mann son todos actores de serie B o Z, que sin conseguir ninguna actuación redonda dan a la película un bloque solido. Dacascos, un dios del bajo presupuesto que le puede dar alguna clase de interpretación a van damme o a schwarzenegger, lo volveríamos a ver en El pacto, aunque todavía no ha superado esta interpretación. La película me enamoro en su momento, el tema parece de los mas convencional aunque Gans sabe rodearlo de un aire exótico.






Una historia de almas solitarias, cada una a su manera. El alfarero/asesino a sueldo contra su voluntad, único preocupado por lo correcto, y la víctima a la que protege cuando debería eliminar. Una secta secreta china, un policía desencantado y corrupto, la esposa de un yakuza que decide romper los estrictos roles de su mundo.





No es una obra fácil, las escenas de acción son escasas pero magnificas. La mística desborda el metraje en una mezcla extraña de reflexión filosófica oriental, obra coral, violencia a cámara lenta, diálogos que parecen manifiestos de intenciones y belleza plástica. Todo eso antes de Matrix, Tigre y dragón o La casa de las dagas voladoras.




Me quedaría con varias escenas, pero sobre todo con el “reclutamiento” como asesino de Dacascos, la escena del armario y con la lucha final, de las mejores escenas de acción de todos los tiempos.

8 de enero de 2010

Soy...

Soy la caricia en tu cuello.
Soy la sal en tus labios.
Soy el calor en tu sangre.
Soy el elixir deseado.
Soy la plenitud de tus ansias.
Soy la semilla en tu corazón.
Soy el clamor de tus días.
Soy aquel paraje ideal.
Soy el suelo bajo tus pies.
Soy el corpiño de tu dualidad.
Soy una sonatina de otoño.
Soy la evidencia de tus metas.
Soy la urgencia de tu entrepierna.
Soy lo que subsiste en la penumbra.
Soy la perdida de tu bondad.
Soy el forjador de tus vanas resistencias.
Soy la verdad que niegas.
Soy la locura en tus ojos.
Soy la infección que quisieras escupir.
Soy las exigencias del metal.

No importa si te vas.
No importa cuan lejos estés.
Yo ya siempre te acompaño.
Yo ya soy parte de ti.