4 de marzo de 2010

Starship troopers: Cualquier parecido con la pelicula es pura coincidencia.

Para muestra un botón, y eso hace Heinlein en este libro. Nos presenta un mundo utópico a través de la vida de un chico. Desde que no es mas que un adolescente, sin edad apenas para alistarse, hasta que dirige a su propia tropa en batalla. Mediante este periplo conocemos la sociedad del protagonista, tamizada por el filtro de sus ojos.

Y no es fascista como muchos han afirmado. En todo momento se respeta el individualismo y hay libertad de expresión, los civiles hablan abiertamente de los militares como parásitos, los desprecian despreocupadamente, curioso es en este aspecto el cambio de opinión del padre de John Rico, una especie de redención.
También es una sociedad igualitaria, no en el sentido que nosotros entendemos de igualdad de derechos, sino en el de igualdad de oportunidades, todos tienen el derecho constitucional a poder prestar servicio en la federación, obteniendo la ciudadanía plena y los privilegios políticos que conlleva. Privilegios que por otra parte no les dan ningún beneficio mas que poder votar y presentarse para ser votados, eso si, previo pago por hacerlo.







Tampoco es una sociedad militarizada, aunque el ejercito tenga un papel muy importante. “Somos el ejercito mas pequeño de la historia en relación con la población que defiende”, llega a decir uno de los personajes. No existe propaganda para reclutar soldados, sino justo al contrario, y además los militares en activo no puede ejercer derechos políticos, solo una vez retirados y siendo veteranos pueden hacerlo.

Un punto interesante es como se pone mucho empeño en la filosofía moral de la guerra, Dubois asegura que tienen una teoría moral para las relaciones entre los humanos y que pronto la tendrán para las relaciones entre especies inteligentes. O sea, esperan llegar al punto en que la guerra deje de ser una herramienta imprescindible, porque eso es en Tropas del espacio, una herramienta mas. Aquí me ha parecido encontrar una incongruencia, porque al mismo tiempo se asegura que la guerra es inherente al ser humano.

Como ya he dicho es una utopía, un sistema de organización social idealizado. En la historia se ha intentado el sufragio selectivo por cuestión de nacimiento, casta, renta, etc… hasta llegar a la democracia. Aquí se propone volver a un sistema restringido, en el cual solo puedan participar aquellos que previamente hayan demostrado su compromiso, su capacidad para asumir deberes mediante su esfuerzo, su aportación al bienestar del grupo. Una dictadura benigna de una minoría que asume la labor de faro, guía y defensa de la sociedad, sin pedir demasiado a cambio.




En la Infanteria movil no hay mujeres, esta imagen es una licencia de la pelicula.



Que los mejores, aquellos capaces de interponer sus vidas para defendernos a todos, fuesen los que nos guiasen desinteresadamente, cualquier persona lo suscribiría. Pero existen dos problemas.

Primer problema. El excesivo optimismo del libro, un sistema asi estaría en peligro constante de degenerar desde el paternalismo hacia el autoritarismo y la injusticia, o algo peor. Aunque esa no fuese la intención original. Quizás resistiría cuatro o cinco generaciones, las semillas del mal están en el libro, Heinlein es sincero y no las oculta.

Segundo problema. Se exponen muchas ideas, pero es mucho lo que no se nos cuenta, hay muchas zonas oscuras. La relación veteranos/civiles por ejemplo. Se nos dice que existe libertad de expresión y de opinión, pero poco mas. No sabemos casi nada de ese mundo mas allá de lo militar, casi nada, del arte ni del pensamiento, ni de tantas cosas que conforman una sociedad donde vale la pena vivir, o morir luchando por defenderla. O si la federación abarca a todo el planeta, ya que en el libro se habla de territorios miembros y con diferentes status de asociación. Solo que el capitalismo es el sistema económico dominante y que el sistema social sigue bastante inalterado.

He leído que Heinlein fue declarado inútil para el servicio militar por causa de la tuberculosis, nunca llego a estar cerca de un combate de verdad. Se ve un aura de idealización en sus planteamientos. Sin llegar a ser apología de la guerra (mas bien es un homenaje a aquellos que participan en ella para defender sus ideales, forma de vida y a sus seres queridos. Muy en línea de lo que fue la segunda guerra mundial, toda reflexión es hija de su tiempo.), desde luego no la trata con realismo. No hay ni una sola escena donde se incluya ningún tipo de horror o sufrimiento, ni dudas sobre el fin ultimo del conflicto.

Además en mi opinión el paralelismo de: Humanos individuos libres contra seres sin identidad y gobernados por una mente colectiva, es demasiado evidente en relación a la guerra fría de 1959.

A estas alturas sobra decir que lo referente a tecnología y exoarmaduras, aunque resultó entretenido, no ha sido lo mas interesante para mi. Pero claro, es una novela de los años cincuenta, y resulta meritorio que fijase los parámetros de la ciencia ficción de ambientación espacial durante mucho tiempo.







Pasando a la critica literaria, el libro tiene algunos de los defectos que se le achacan tradicionalmente a los space opera. Los personajes son planos y la acción esta bastante vacía. Heinlein no les da matices ni evolución, les roba partes enteras de su personalidad y los utiliza constantemente como simples portavoces de sus opiniones, que son muy interesantes, pero para eso mejor hubiese escrito un ensayo en lugar de una novela.

El texto va ganando interés conforme avanza, desde un primer capitulo flojo e insulso, hasta los episodios posteriores a la academia de militares, donde da lo mejor de si.

El estilo es muy directo y sencillo, una primera persona casi coloquial y no existe apenas descripción. Aunque esta perfectamente justificado y es coherente por la elección del narrador, o mas bien con la idea del narrador que se nos quiere transmitir.

Una cosa que si me gusto bastante fue el aire que le da al ejercito, un grupo de ciudadanos guerreros que luchan por su tierra fuertemente cohesionados. La referencia al ideal de la Grecia clásica es inconfundible. Tampoco faltan datos históricos muy sabrosos.

En resumidas cuentas. La novela tiene sus claroscuros, sin dejar de ser una gran obra y en líneas generales me gusto, o mas bien debería decir, me intereso. Porque fue eso lo que me inspiro: Interés y reflexión por lo que el autor, con muchas tablas y buen hacer después de todo, trata de transmitir.

Heinlein dijo: “Todavía no soy capaz de entender como esta novela ganó un Hugo”. Puede que yo sea un poco menos duro que el maestro.

Y otro día escribiré sobre la película de Verhoeven, la cual no se parece en nada al libro, pero que debajo de ese aspecto infantil guarda mucha mala leche.

20 de febrero de 2010

El humano que fue rey de los elfos.

Un pequeño homenaje a Philip K. Dick, la continuacion de mi puño y letra de uno de sus relatos cortos.



I

El espejo le devolvía una imagen muy diferente a la de aquel empleado de gasolinera. Cuatro años de fatigas, luchas y errores pagados con sangre ajena habían avejentado su rostro, ahora ceniciento y cansado. La profunda cicatriz del perfil izquierdo le recordaba la caída de “Luminosa y bella”, ultima ciudad elfica. El dolor perenne en su cadera hablaba de la emboscada de las tres piedras.

Trato de no caer en ese conocido foso de malos pensamientos, no quería preocupar a sus asistentes, sobre todo al joven Fenil, alegre y ajeno al drama con su nueva espada. Esa misma noche conoceria el combate. Hubiese querido mandarlo lejos, hacia algún lugar seguro para los de su raza; Si aun existía semejante utopía en el mundo. Pero no podía humillarlo así.

Salio de su tienda, envuelta en la oscuridad, esperaba la guardia: Cincuenta valientes y orgullosos guerreros. Sus armaduras, ni enjaezadas, ni relucientes, mostraban años de perdidas y sacrificios. Conocía bien a cada uno de sus dueños.

-¡Cuantas veces os he fallado, y sin embargo jamás dudasteis de mi!- Pensó.

Todo comenzó meses atrás, el antiguo rey se le apareció en sueños. Cada noche, durante años, revivió aquellos breves momentos compartidos, pero con múltiples variantes irreales. En ocasiones no le elegía rey, Shadrach seguía con su gris y vacía vida de anciano prematuro; otras su reinado trascurría feliz, llego a verse como un placido y gordo monarca, incluso vio su propia muerte. Sin embargo, aquella aparición, no podía llamarla de otra forma, resulto diferente.

El Rey Livantobil flotaba en algún páramo oscuro, sin rastro de vida y pleno de sombras danzantes. Una leve aura envolvía su pequeño y pálido cuerpo. Abrió unos ojos vacíos y dijo:

-¡Llámalos al Tambor de Morrigan!-

Shadrach hubiese agradecido alguna explicación adicional, aunque suponía que volver de la muerte ya constituía un logro lo suficientemente agotador y extraordinario como para pedir mas. Llegaron de todo el mundo, a través de senderos secretos y mágicos. Familias enteras; agotados, famélicos, harapientos, hostigados. Acudieron todos. Para estar junto a su rey, para luchar, para morir en su suelo mas sagrado. Y pudo comprobar cuan pocos eran.

Según la leyenda la diosa Morrigan creo allí al primer elfo. De esta forma surgió el nombre que, a veces, usaban hacia ellos mismos: Goledrines, los nietos de la tierra. El tambor, el lugar mas hermoso del mundo oculto. Rodeado de montañas infranqueables. El viento cantaba y jugaba entre sus bosques, sus riachuelos y sobre el gran lago; transportaba el canto de las aves y el despreocupado corretear de los gamos. Los suyos perecerían antes de permitir a ningún maloliente troll mancillar sus campos.

Los esperarían en la única entrada al verde santuario, un largo y estrecho valle. Plantearían una ultima resistencia, tratarían de romper al ejercito invasor.
II

-¡Dios!- Le oyó murmurar su jefe de estado mayor, a su lado en el centro de la formación.

Una marea de antorchas descendía el valle. Todo elfo capaz de empuñar una espada o disparar una flecha bloqueaba el paso, sin embargo, aquella marabunta de animales regordetes les doblaba el numero. La serpiente de fuego se detuvo. Bajo una luna plena y oronda ambas vanguardias se vigilaban ansiosas, esperando una señal. Llego en forma de grito extraño, seco, desgarrado. Los troll se lanzaron gruñendo hacia sus antagonistas.

Ningún sonido nació de las filas elficas, permanecieron inmóviles mientras la primera línea se parapetaba tras una doble hilera de escudos. Los arqueros barrieron los flancos, y antes del choque cientos de picas emergieron entre los escudos. Entonando una melancólica melodía fúnebre y pidiendo perdón habían derribado cientos de árboles para fabricarlas.

El impacto fue brutal, los cuerpos ensartados se clavaron aun mas ante el empuje de sus compañeros, los troll morían de pie bajo la lluvia de flechas. Cuando parecía que las defensas resistirían, sucedió. De las entrañas de la masa de hediondos surgieron docenas de rampas, troll frenéticos saltaron sobre los escudos, cayendo en su retaguardia y rompiendo la línea. Poco a poco el valle fue tornándose en una letanía de dolor, una amalgama de vísceras sin dueño.

Luchaba envuelto en caos. Una herida en el pie no le permitía moverse, aun así, no cejaba repartiendo golpes. Casi de la nada apareció un enorme troll gris, tan grande cómo un humano. Descargo su maza sobre el pecho de Shadrach, aplasto la coraza real, lanzándolo de espaldas. Sabiéndose roto trato de incorporarse, pero el troll se dispuso a rematarlo. Algo lo detuvo, algo rápido y audaz que hundió su metal entre las costillas de la bestia; haciéndola rugir. Pudo distinguir a Fenil justo antes de que su frágil cuerpo cayese quebrado en dos. Gasto sus ultimas fuerzas en atravesar la garganta del monstruo con su espada.

El frió subía por sus piernas, apoderándose de él. Haciéndolo temblar, llevándose el dolor a cambio. Sentía la sangre bullir en sus pulmones y acumularse en su garganta. La oscuridad cubría sus ojos, mientras, los guardias supervivientes formaron un circulo cerrado a su alrededor. Un sonido informe y creciente, preñado de mil ecos, fue abriéndose paso a través de sus alertagados sentidos, la tierra temblaba bajo su espalda.

-Esto debe ser la muerte.- Al menos eso creía. Pero cuando todo ceso aun permanecía en este mundo, y un muro de rostros polvorientos lo observaba en silencio.

-¡Señor!¡Señor!- Era Falgeros, el jefe del estado mayor. Distinguió su rostro exhausto, arrodillado a su lado.- La diosa acudió en nuestra ayuda. Un gran derrumbe se trago a los troll, a todo su ejercito. Murieron aplastados, los nuestros persiguen a los adelantados que se salvaron.

- Bien… bien…- No disponía de tiempo. Solo apretó la pequeña y endurecida mano, trato de levantar la cabeza, la tos sanguinolenta se lo impidió.- Ahora depende de ti. Falgeros, rey de los elfos.

Y con una leve sonrisa Shadrach descanso al fin.

5 de febrero de 2010

Paralaje neanderthal, Robert J. Sawyer.

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Soy un apasionado de las novelas prehistóricas, sobre todo de la saga de Los hijos de la tierra, y la extrapolación que plantea el autor fue lo que me atrajo de este libro.



En un universo paralelo, donde en lugar de nosotros son los hombres de neanderthal los que han sobrevivido y evolucionado tecnológicamente, un científico de esta especie abre por accidente una puerta dimensional, quedando atrapado en nuestra realidad. El tema de los universos paralelos esta muy trillado en la ciencia ficción, pero los matices antropológicos dan, o deberían, originalidad a la historia.



A partir de aquí vemos como se desarrolla la trama en ambos mundos. Sawyer nos presenta la cuasi perfecta sociedad neanderthal como un espejo en el que mirarnos, mostrándonos nuestros defectos y como podríamos ser mejores. Usando para esto métodos clásicos, tanto en el estilo como en la forma de llevar la trama. Pero en mi opinión no es una novela conseguida por varios motivos.


Los personajes son bastante planos, en ningún momento te involucras emocionalmente con ellos, te da igual lo que les pase en casi todos los casos. Trata de entroncar con la tradición de personajes científicos y rigurosidad hard, por norma los científicos nunca fueron buenos personajes, ni siquiera escribieron grandes obras del genero.


El final es absolutamente predecible, y destila un buenísimo en mi opinión desproporcionado, sobre todo en la parte del libro que se desarrolla en nuestro mundo. Donde, por ejemplo, nos encontramos con situaciones completamente irreales, como cuando las autoridades permiten campar a sus anchas al visitante (potencialmente portador de enfermedades contagiosas desconocidas, por cierto) por medio Canadá sin, ni siquiera, someterle a un interrogatorio rutinario.


Otro fallo es que el autor es políticamente correcto en todo momento, enlazando con el buenísimo llega a practicar la autocensura. Varias veces toca temas muy interesantes, momentos en los que parece que va a lanzarse a criticar realmente a la sociedad actual por comparación con la neanderthal. Y en vez de eso da un quiebro, toma otro camino y se asegura que su obra sea de mas fácil digestión. Un defecto muy de best seller típico, contentar a todos los públicos.


Es una trilogía y en principio no tengo intención de continuar leyéndola.


En fin, una novela ligera que podría dar mas de si.

29 de enero de 2010

N... S...

Masacre tras masacre, muro de cuerpos contra muro de cuerpos, lanzas térmicas frente a bocas ansiosas. Arengados en su fuero interno y gracias a las constantes oleadas de refuerzos avanzaban por territorio enemigo. Esterilizando zonas oscuras, hostiles y deformes. Había sido de los primeros en llegar, a estas alturas el único superviviente de su promoción. Solo albergaba lucha, sin pasado ni recuerdos. Las dudas sobre el sentido de su cruzada, de su vida y de su destino, se abrían paso entre las grietas de una mente cansada.

Terminadas las grandes batallas restaban los pequeños focos dispersos. La tarea, lenta e ingrata, reforzó sus particulares ideas. Una vacilación al atacar, una sombra de piedad rematando a un caído. Los pequeños síntomas provocaron la desconfianza de sus compañeros. Hasta que decidió ir en busca de la verdad.

En los eternos túneles de paredes rugosas vio seres nuevos para él. Extrañamente supo, aunque la guerra no era su propósito, que también algunos eran crutidos. La voz crecía en su interior, ordenándole volver y cimentando su convicción de continuar navegando a través de la corriente, así como su miedo.

Siguió sin descanso. Ya no se cruzaba con ninguna criatura, los caminos menguaban y la voz le gritaba. La soledad hizo mella, siempre espero morir rodeado de miles de semejantes. Desesperado llego a una gran pared sin salida, hundió su lanza y todo alrededor comenzó a bullir hasta formar una gran quemadura negra. No vio mas, algo se le rompió dentro y un torrente de dolor se abrió paso por un instante, luego oscuridad.



Estimado señor Peña:

En primer lugar permítame felicitarle por su reciente centenario, esperamos que siga disfrutando muchos años de tan magnifica salud.

Asimismo mostrar nuestras mas sinceras disculpas por el desafortunado incidente relacionado con su nervio óptico, gratamente resuelto sin complicaciones. Nuestros nanocitos poseen un nivel básico de psicología, imprescindible para su funcionamiento e interrelación de grupo. El desajuste de una unidad y el fallo del desactivador interno durante tanto tiempo es un fenómeno corregido que no se volverá a producir.

Sin mas despedirme de usted, deseándole el disfrute de los seis meses de servicio gratuito según lo acordado.

Dadila Gimer torrente, jefa del servicio de comunicación de Nano Ser S.A., a 17 de abril de 2079.

22 de enero de 2010

Herederos.

A veces, solo a veces, la brevedad tambien es una virtud en literatura. Sigo pues con los microrrelatos.


Herederos.

A pesar de sus reticencias obedeció las premisas y bombeo otra linea de estimulantes. El maltrecho corazón reanudo su cansada tarea. La calma duró poco. Dudo, una chispa surgida de algún oscuro rincón luchó, golpeó y prevaleció sobre una mente repleta de imagenes, datos y etiquetas. No hizo nada por alargar la agonía, solo observo. Aquel cuerpo roto, anciano y deforme moría entre breves temblores. La raza humana se sumia en la noche, extinta con su ultimo vástago.

Debía informar, aun confuso transmitió la noticia. Millones de sintéticos por todo el planeta, incluso mas allá, miraron a su alrededor con ojos nuevos. Desde el gran planificador hasta el humilde minero, todos lo sabían, estaban solos. Sus creadores no volverían. Dieron gracias por la herencia recibida y volvieron a sus tareas. Tenían todo un mundo ante ellos.

19 de enero de 2010

Dinastías

Un microrrelato no necesita argumento, ni trama. Puede basarse en una sensacion o una idea, por muy delirantes que puedan parecer. Para muestra unas cuantas palabras.


DINASTÍAS

La vida es una caja de sorpresas, Jerjes debería haberlo sabido. Pero en la educación de un príncipe persa, destinado a convertirse en divinidad viviente, no se incluye la idea de que los demás puedan estropearte tus planes; ni siquiera el concepto de azar. Por eso, tras disiparse aquella extraña niebla, su primer mandato fue la crucifixión de su jefe de espías. Esperaba a un pequeño grupo de griegos defendiendo un estrecho paso, los barrerían en pocas horas y colocarían sus cabezas en las lanzas de las avanzadas, ejemplo y escarmiento para toda la Helade. En su lugar una gran muralla, tan alta como las de Babilonia, les cerraba el paso.

Los defensores del abismo observaban atónitos, aquel ejercito se parecía muy poco al esperado. Unos miles de Uruk-hai, no la infinita masa humana, diversa y, también, asombrada que tenían frente a ellos. Cientos de estandartes diferentes, viejos uniformes, harapos; una infinidad de rostros cansados y polvorientos, dispuestos a engullirlos por puro numero. Gimli y Legolas discutían, Aragorn se preguntaba sobre la ultima treta del mago traidor, Théoden seguía pensando en la derrota y el olvido, los elfos se lamentaban por la falta de sangre orca para derramar. Mientras un emisario gordo, sudoroso, amanerado y cubierto con ropas de colores vivos se adelantó en un orgulloso caballo. Probo el dorico, el atico y el arcadio, mientras desde arriba se obstinaban en contestarle en oestron, sindarin e incluso en khuzdul. Volvió a sus filas temiendo por su cabeza y maldiciendo en arameo.

El señor de naciones, no había llegado hasta allí para retroceder, en cuanto tuvo escaleras suficientes atacó. Piedras, aceite hirviendo, flechas, hondas, jabalinas. Bajo este infierno oleadas de peones morían en el intento, los pocos que llegaban a escalar la muralla caían sin remedio. El rey persa seguía el asalto a través de su tubo de lentes, paseaba nervioso, consultaba a sus consejeros y generales sin escucharlos. Furioso y perplejo, tras dos horas de lucha, hubo de escupir la orden de retirada. Adelantó las catapultas para un bombardeo masivo, perdió el resto del día y agotó los proyectiles, ni una mella decente en las piedras de la fortaleza. Durante la noche ambos bandos padecieron extraños sueños; fabulosos guerreros de capa roja y grandes escudos contenían a hordas de monstruos.

Con las primeras luces los Inmortales ya trataban de ganar los muros. Jerjes escudriñaba las almenas cuando los vio, bellos y letales, orejas puntiagudas y fina piel se adivinaban en la distancia. Excitado llamó a su castrador personal, necesitaba a esos arqueros, quedarían perfectos como eunucos de su harén.

14 de enero de 2010

Crying freeman: Los paraisos perdidos.

Corría el año 1995 y Christophe Gans que después dirigiría El pacto de los lobos y Silent hill realizo su opera prima, y en mi opinon su mejor pelicula hasta el momento. Una coproducción franco-canadiense-japonesa-americana. Adaptación de un manga que no conozco.




Mark Dacascos, Julie Condra, Rae Dan Chong y Byron Mann son todos actores de serie B o Z, que sin conseguir ninguna actuación redonda dan a la película un bloque solido. Dacascos, un dios del bajo presupuesto que le puede dar alguna clase de interpretación a van damme o a schwarzenegger, lo volveríamos a ver en El pacto, aunque todavía no ha superado esta interpretación. La película me enamoro en su momento, el tema parece de los mas convencional aunque Gans sabe rodearlo de un aire exótico.






Una historia de almas solitarias, cada una a su manera. El alfarero/asesino a sueldo contra su voluntad, único preocupado por lo correcto, y la víctima a la que protege cuando debería eliminar. Una secta secreta china, un policía desencantado y corrupto, la esposa de un yakuza que decide romper los estrictos roles de su mundo.





No es una obra fácil, las escenas de acción son escasas pero magnificas. La mística desborda el metraje en una mezcla extraña de reflexión filosófica oriental, obra coral, violencia a cámara lenta, diálogos que parecen manifiestos de intenciones y belleza plástica. Todo eso antes de Matrix, Tigre y dragón o La casa de las dagas voladoras.




Me quedaría con varias escenas, pero sobre todo con el “reclutamiento” como asesino de Dacascos, la escena del armario y con la lucha final, de las mejores escenas de acción de todos los tiempos.

8 de enero de 2010

Soy...

Soy la caricia en tu cuello.
Soy la sal en tus labios.
Soy el calor en tu sangre.
Soy el elixir deseado.
Soy la plenitud de tus ansias.
Soy la semilla en tu corazón.
Soy el clamor de tus días.
Soy aquel paraje ideal.
Soy el suelo bajo tus pies.
Soy el corpiño de tu dualidad.
Soy una sonatina de otoño.
Soy la evidencia de tus metas.
Soy la urgencia de tu entrepierna.
Soy lo que subsiste en la penumbra.
Soy la perdida de tu bondad.
Soy el forjador de tus vanas resistencias.
Soy la verdad que niegas.
Soy la locura en tus ojos.
Soy la infección que quisieras escupir.
Soy las exigencias del metal.

No importa si te vas.
No importa cuan lejos estés.
Yo ya siempre te acompaño.
Yo ya soy parte de ti.

28 de diciembre de 2009

Decálogo del escritor.

Por Augusto Monterroso.


Primero. Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.

Segundo. No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.

Tercero. En ninguna circunstancia olvides el célebre dictum: "En literatura no hay nada escrito".

Cuarto. Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.

Quinto. Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.

Sexto. Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.

Séptimo. No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.

Octavo. Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.

Noveno. Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.

Décimo. Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.

Undécimo. No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.

Duodécimo. Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratara de tocarte el saco en la calle, ni te señalara con el dedo en el supermercado.

El autor da la opción al escritor, de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los restantes diez.

24 de diciembre de 2009

La fuente de la vida

Otro microrrelato de ciencia ficcion, con un toque oscuro.


LA FUENTE DE LA VIDA

Año coordinado 1561

I

El planeta de los condenados. Así llaman a este lugar, en el cual, esperamos al frío destino recolectando huevos de Doxcidos, bajo dos inmóviles soles negros.

Es la fuente de la vida, dicen. El mejor remedio para las enfermedades reclutadas por el ser humano en su dispersión por la galaxia. También el peor castigo ideado jamás por mente imperial; de este viaje no existe retorno posible. Sombras opacas, entre la figuras difusas de los guardianes, embutidos en sus trajes de aislamiento ambiental. La eterna niebla, cenicienta y corrosiva, nos envuelve a todos.

El polvo quema los pulmones, se come la piel y lacera la carne supurante, convirtiéndote en un recuerdo de lo que fuiste. Finalmente también se lleva pelo, labios y parpados; troca los ojos en pequeños despojos viscosos, negros, muertos. Hasta que un día no puedes levantarte y tus compañeros caen sobre ti, arrebatándote lo único que posees: Los harapos que te cubren y, apenas, protegen. Y no puedes gritar, tu lengua es una gran llaga carmesí.

Aun debo hacer algo antes de partir. El culto prohibido de Nortifez me trajo a este infierno, pero sus rituales genéticos me transformaron en mas que un hombre. Hoy ayudaran a cumplir mi ultimo deseo.


II

Lo conseguí, nada mas importa. Su preciosa cosecha, sus vidas; todo lo perdieron entre llamas. Solo quedan los gritos de alimañas depravadas en mi memoria. Ningún guardián sobrevivió. Ella huye a mi lado, mi nueva y ultima compañera. Ya no posee ni nombre, solo otro numero en registros malditos. Puedo sentirla, miedo, excitación, sudor… forman una pasta ocre y deliciosa en sus terminaciones nerviosas, tan densa como la mía.

Nos adentramos en las cavernas, inframundos olvidados de esta roca. La noticia de mis hazañas debe haber llegado a otros campos de trabajo; el eco de nuestros perseguidores danza contra las paredes.

Desnudamos nuestros cuerpos, el terrible espectáculo no nos conmueve. Dolor y placer son lo mismo, una única sensación sublime entre estertores. Ni intentaríamos defendernos si cayesen sobre nosotros.

Todo termina, somos una masa rojiza, entrelazada y palpitante sobre el suelo pétreo. Dos consciencias entrelazadas frente a su final. Tal como preconiza la nueva escuela clásica, aunque con un método algo distinto.