13 de diciembre de 2009

Recuerdos

Retomo la pagina tras unos días alejado.

Este microrrelato nacio al calor de La fabrica de relatos, el taller de creación literaria del foro Somos Leyenda.



RECUERDOS



Era su compañera, su única compañera en la larga espera ya llegada a su fin. Beso la fría mejilla, deposita una rosa aun turgente sobre el pecho y, enjuagando la ultima lagrima, activo el mecanismo de sellado y expulsión.

Observó. El ataúd, lento, parsimonioso, sin prisas, desapareció engullido por el oscuro vació. Quizás algún día escapase de la orbita del gigante gaseoso, quizás llegase a la tierra. Aquel planeta desconocido para él que tanto había añorado Thais.

No subió a la cabina de transporte, prefirió recorrer a pie el camino hacia la sala de control. Los pasillos, decorados por ella para simular el calor hogareño, se le antojaban tétricos despojos de una vida, de una derrota.

En la sala jardín su ajado cuerpo se negó a continuar. Rendido sobre un banco tantas veces compartido, inspiró por ultima vez el verde frescor vegetal. Solo lo sentía por aquel lugar. Las jacarandas y las buganvillas continuaban esplendidas, el viejo olivo seguía mostrando orgulloso un corazón con dos nombres en su interior. ¿Cuántas veces había podado los frutales? Cincuenta años de recuerdos, demasiados. Y nunca en todo ese tiempo un reproche por alejarse de las rutas comerciales, por forzar demasiado la nave, por ser el único culpable de su situación.

Debía seguir, obligo a su quejosa rodilla a acompañarle hasta su destino, su ultimo destino. Por fin llegó hasta el asiento de navegación. Sus manos, antaño firmes, ahora pálidas y apergaminadas, llenas de venas irregulares e hinchadas como túneles excavados por algún topo se resistían a obedecerle. Se ajusto el psicocasco y elevo el timón auxiliar.

En el exterior El Caballero Errante volvía a visitarlos luciendo su cabellera rojiza, fiel a su cita, como cada mes. Uno de sus pasatiempos preferidos consistió en poner nombre a los objetos cercanos. El Gran Cabron llamaban entre risas a Gissele581d , el planeta en cuya orbita estaban atrapados, La Dama Nocturna bautizo Gosfer a unos de sus satélites, tan parecido a su Encelado natal.

Apago la señal de socorro. Ajusto los motores para el ultimo impulso, los cálculos llevaban días hechos. Nada debía fallar.

La sacudida le arranco una maldición, no recordaba lo brusco que podían ser esas aceleraciones. Un sonido blando llego hasta sus oídos durante unos instantes, de repente nada, solo silencio. Las luces de reserva saltaron y una voz femenina anunciaba la activación del soporte vital de emergencia. No quedaba energía, todo marchaba bien.

Poco a poco la nave fue perdiendo el eje de rotación mientras descendía. Inapreciable primero, sin control después, caía girando alocadamente hacia la alta atmósfera concentrando una visible capa de calor en torno suya. Espero unos segundos a estar inmerso en una espesa capa de gases. Necesito cinco verificaciones para abrir las escotillas y la bodega de carga. De lo que sucedió después apenas fue consciente. Una bola de calor lo envolvió, trato de gritar pero su carne se volatilizó sin darle tiempo a sufrir mas.

Ya sin ningún testigo, a miles de millones de kilómetros de cualquier ser humano, la Opimus se sumergía para siempre en un mar de mercurio, en un mar de olvido.

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